Su legado

1· Las máximas Sanmartinianas

2· Maestro de su hija


1· Las máximas Sanmartinianas

1/ Humanizar el carácter y hacerlo sensible, aun con los insectos que no perjudican.

2/ Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.

3/ Inspirarle gran confianza y amistad, pero uniendo el respeto.

5/ Respeto sobre la propiedad ajena.

6/ Acostumbrarla a guardar un secreto.

7/ Inspirarle sentimiento de respeto hacia todas las religiones.

8/ Dulzura con los criados, pobres y viejos.

9/ Que hable poco y lo preciso.

10/ Acostumbrarla a estar formal en la mesa.

11/ Amor al aseo y desprecio al lujo.

1· Maestro de su hija

El 8 de Febrero de 1825, San Martín instalado en Bruselas; escribía a O’Higgins: “Desde fines del año pasado, me he establecido en está. Lo barato del país y la libertad que se disfruta, me han decidido a fijar mi residencia aquí hasta que finalice la educación de mi niña, con la que regresaré a America para concluir los días en mi chacra, separado de todo lo que sea cargo público, y si es posible, de la sociedad de los hombres”. Entre las dificultades de su pobreza, colocó a su hija en una pensión escolar y se instaló en Bruselas. Llevaba allí una vida triste y oscura. En las fiestas y las vacaciones traía a Mercedes a pasar unos días con él.

Cuando ella estaba en el internado salía a algún viaje breve por Londres, para ver viejos amigos o por negocios particulares.

En único consuelo en aquella situación es el ver a su hija, que va creciendo con salud y estudiando con éxito. Mucho se debe a la buena índole de la chiquilla y no poco a los colegios que le enseñaron artes e idiomas y que le adornaron de nuevas gracias el espíritu; pero es San Martín el verdadero formador de su conciencia moral.